Recientemente en las Islas Baleares se ha desatado el escándalo por el fallecimiento por tuberculosis de un migrante senegalés al no habérsele suministrado asistencia sanitaria adecuada por carecer de documentación en regla. Son las consecuencias de la legislación aprobada por el Ministerio de Sanidad que preside Ana Mato en Abril de 2012, el infame RD 16/2012 por el cual se elimina la universalidad del sistema nacional de salud español. Este decreto excluye por razones ideológicas del SNS a las personas «no aseguradas», las que no tienen permiso de residencia en vigor o no han cotizado lo suficiente a la seguridad social. Las consecuencias son mortales, como el caso del ciudadano senegalés, Alpha Pam. Además su aplicación es irregular en cada comunidad autónoma, lo que genera otra discriminación según el lugar geográfico en el que nos encontremos, como ya ha denunciado Médicos del Mundo
En el caso de los pacientes con VIH sin papeles, además, dificulta sobremanera la asistencia sanitaria y su tratamiento:
«Tenemos que hacer un montón de papeleo para seguir administrando los antirretrovirales». Además, cuando una persona llega por primera vez, «hay que rellenar un papel que certifique su riesgo vital, para él y para los demás, y es entonces cuando se le abre un número de historia» […] Por otro lado, si las personas que llegan a esta unidad no acuden por una enfermedad transmisible sino por otro problema de salud, «les hacemos entrar por el servicio de urgencias, les llevamos de la mano, para que se les abra una historia clínica. Tras una primera evaluación, a veces se establece un diagnóstico de sospecha, con el que conseguimos solventar el problema y el acceso del paciente. Pero cuando esto implica que la medicación debe dispensarse en la calle, en una farmacia fuera del hospital, entonces vuelve el problema»
Si una persona deja el tratamiento del VIH su vida corre peligro, porque la infección evolucione a SIDA o aparezca una enfermedad oportunista. Además no sólo está en peligro la vida del paciente, sino la salud pública, y por tanto la de todos nosotros.
Atender a los ‘sin papeles’ con VIH por la puerta de atrás