A mediados de 2015 Cuba recibió el reconocimiento oficial de la OMS de haber erradicado la transmisión vertical (de la madre al hijo) del VIH y la sífílis congénita, convirtiéndose en el primer país del mundo en obtener este difícil logro sociosanitario.
Ahora, según ha comunicado la OPS (Organización Panamericana de Salud) 16 países del continente americano han reportado la eliminación de las transmisiones verticales de sífilis y VIH y están en condiciones de realizar la solicitud del certificado oficial de la OMS.
Estos países son: Estados Unidos, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes (tanto de EEUU como de Reino Unido), Montserrat, Puerto Rico, Anguila, Antigua y Barbuda, Bermudas, Barbados, Dominica, Saba y San Cristóbal y Nieves, Canadá y Chile.
La OMS considera que un país ha eliminado la transmisión materno-infantil de VIH cuando se registran menos de dos recién nacidos infectados por cada cien nacidos de madres portadoras del VIH. En el caso de la sífilis es que se produzca menos de un caso de sífilis congénita por cada 2000 recién nacidos de madres infectadas. Para obtener el reconocimiento oficial de la OMS, el país que lo desee debe solicitarlo y someterse a un proceso de evaluación en el que un comité de expertos independientes evaluarán los datos para corroborar la eliminación de este tipo de transmisiones. La certificación de la OMS reconoce de forma oficial el éxito de un país en su esfuerzo por disminuir la transmisión materno-infantil del VIH y de la sífilis.
Cuba solicitó esa evaluación al informar que durante 2013 únicamente habían nacido dos niños con VIH y tres con sífilis congénita y, de momento, es el único país del mundo que ha recibido el certificado oficial de la OMS.
Los datos aportados por los países del continente americano respecto a la eliminación casi total de las transmisiones maternofiliales de sífilis y VIH son ilusionantes y esperanzadores. Muestran el interés común de los países por proteger la salud de las madres y los niños y nos acercan a la realización de una de las metas sociosanitarias más ambiciosas de este milenio: una generación libre de SIDA.